La sensibilización central es un proceso, a veces desconocido y no siempre bien diagnosticado, que está detrás de muchas de las enfermedades crónicas más presentes en la actualidad en el mundo occidental.
Resulta relativamente sencillo conocer a alguien que padece dolor crónico, colon irritable, fibromialgia, migrañas o fatiga crónica. Son estas patologías que hace unas décadas no presentaban una incidencia tan alta y que principalmente debido a cuestiones ambientales y relacionadas con el estilo de vida han ido haciéndose más presentes en la sociedad.
Si no hay una toma de conciencia a nivel preventivo desde la infancia atendiendo a todos aquellos hábitos conductuales, relacionales y vinculados al estilo de vida, a atender a las necesidades emocionales en la infancia, a regular conductas sociales y a minimizar otros factores de riesgo que tienen un peso importante en el desarrollo de los procesos de sensibilización central, nos enfrentaremos en unos años a un problema social mucho mayor de lo que es actualmente.
¿Qué es la sensibilización del sistema nervioso central?
La sensibilización central es un fenómeno en el que el sistema nervioso central se encuentra hiperexcitado e hiperreactivo frente a estímulos como consecuencia de una alteración en la evaluación de la amenaza percibida en el entorno.
Esto se traduce en una respuesta de dolor desproporcionada y no acorde con los estímulos externos.
La sensibilización central puede estar derivada a partir de un proceso de sensibilización periférica no resuelto, aunque también existen factores genéticos, epigenéticos, sociales, biológicos y psicológicos que pueden darse a lo largo de la vida de una persona que pueden facilitar el desarrollo de un cuadro de sensibilización central.
Características principales del síndrome de sensibilización central son:
- Dolor desproporcionado en relación a la naturaleza del estímulo
- Dolor anárquico, con patrón impredecible de empeoramiento del dolor por factores no específicos
- Dolor que persiste más allá del tiempo de recuperación del tejido lesionado
- Dolor difuso y sin seguir una distribución anatómica.
- Íntimamente asociado con factores psicológicos maladaptativos como emociones negativas y creencias limitantes o estrés crónico, así como a factores socio-económicos, falta de apoyo social o situaciones vinculadas al estilo de vida como el sedentarismo o la alteración de los ritmos circadianos fisiológicos.
- Responde poco a AINEs y mejor a antiepilépticos y antidepresivos
- Relato de dolor espontáneo (independientemente del estímulo) o dolor paroxístico (recurrencias súbitas e intensificación del dolor).
- Dolor asociado a altos índices de incapacidad funcional.
- Dolor constante y sin remisiones.
- Dolor nocturno que interrumpe el sueño.
- Dolor asociado a otras disestesias (pesadez, sensación eléctrica, parestesia,…)
- Dolor de alta intensidad e irritabilidad
- El dolor puede extenderse a áreas del cuerpo no relacionadas con la lesión inicial
La sensibilización central está asociada a dolencias como:
- Migraña
- Dolor crónico
- Fibromialgia
- Síndrome de fatiga crónica
- Síndrome de dolor regional complejo (también conocido como Sudeck)
- Colon irritable
¿Qué causa el síndrome de sensibilidad central?
Existen diferentes rutas a través de las que se puede establecer un cuadro de sensibilización central y pueden darse varias a la vez.
De entre las amplia variedad de causas que pueden desencadenar un proceso de sensibilización central vamos a destacar las siguientes:
- Daño en un tejido periférico no resuelto
- Alteración en los procesos de modulación de dolor ya sea por alteraciones genéticas o por deficiencias en los mecanismos descendentes inhibitorios del dolor a través del que sustancias opioides generadas por el propio cerebro deberían calmar la percepción dolorosa
- Instauración de procesos neuroinflamatorios derivados de la exposición a estrés crónico de diferente naturaleza
- Aspectos relacionados con el estilo de vida como son las alteraciones del biorritmo por privación de sueño o el sedentarismo y la falta de actividad física
- A nivel contextual, la falta de apoyo social, la percepción de sentir la espalda descubierta, falta de seguridad y protección que se erige como una de las necesidades básicas del ser humano
- Experiencias adversas en la infancia, ya sea por abuso o trauma, son un componente que está presente en un altísimo porcentaje en enfermedades vinculadas con la sensibilización central como es el caso de la fibromialgia.
Atendiendo a lo anterior, debemos tener conciencia de que el síndrome de sensibilización central es un fenómeno en el que intervienen diferentes factores tanto genéticos, epigenéticos, ambientales y en relación al estilo de vida.
Será imprescindible por ello analizar detenidamente cada caso y obtener una línea del tiempo completa en la que podamos apreciar qué eventos se han ido sucediendo a lo largo de la vida que han podido facilitar la aparición de este cuadro.
Esto nos ayuda no solo a tener una percepción más amplia de la persona que padece sensibilización central sino que nos abre la puerta hacia puntos clave en el tratamiento.
¿Cuál es la diferencia entre sensibilización periférica y central?
Es interesante establecer una diferenciación entre sensibilización periférica y central, ya que una va a llevar a la otra siendo parte de un contínuo en la cascada de eventos.
Cuando nos referimos a sensibilización periférica, existe un estímulo que puede ser mecánico, químico o térmico que es percibido a nivel de los nociceptores ubicados en órganos como la piel, vísceras, ligamentos, tejido óseo y muscular, informando que existe un daño.
Imaginemos que hemos sufrido una quemadura en el brazo mientras cocinamos al contactar con una sartén. La piel en la zona de daño va a quedar muy sensible a estímulos térmicos como el calor o a estímulos mecánicos como el contacto.
En este caso, todo el proceso inflamatorio que se da en la zona de lesión va a generar que exista una mayor excitabilidad de los nervios periféricos y, por lo tanto, una disminución en el umbral de dolor de los receptores de dolor.
Si se da el escenario en el que esta mayor sensibilidad al dolor en la zona de lesión va remitiendo en la medida en la que la inflamación y el daño van reduciéndose, la sensibilidad de la zona y el umbral de activación volverán a la normalidad.
En el caso de que esto no ocurra, que el proceso de curación de la herida no se resuelva, desde la zona de daño todo el entramado de sustancias propias del proceso inflamatorio como citoquinas y neuropéptidos se mantendrán activas y facilitará la activación del sistema inmunológico presente en el sistema nervioso central.
Esto genera un fenómeno conocido como neuroinflamación, en el que las células inmunológicas asociadas al sistema nervioso central, conocidas como células de la glía, se activan ante la información percibida por el sistema nervioso periférico de que un potencial agente de amenaza está presente.
Cuando hay una sensibilización central se instauran cambios funcionales y estructurales en el sistema nervioso central que facilitan que éste esté hiperreactivo y genere una percepción de dolor desproporcionado ante estímulos diferentes incluso a aquello que generó la sensibilización y que en condiciones normales no deberían ser motivo de dolor, como por ejemplo, exponerse al sol o a temperaturas frías o calientes.
En relación a esto, algunos neurólogos conciben la sensibilización central como resultado de una alteración del proceso evaluativo del contexto, en la que se concluye que, por la información recibida a través del sistema nervioso por los sentidos, el contexto se asocia a un potencial peligro.
La ruta sería la siguiente:
- Hay un daño a nivel de un tejido bien sea por agentes térmicos, químicos o traumáticos
- Si esa herida en el tejido no se resuelve correctamente, la actividad constante de todo el entramado de sustancias propias de la inflamación acaban por generar un proceso de neuroinflamación a nivel del sistema nervioso central
- Esta situación deriva en un proceso de sensibilización central en el que se amplifica la respuesta hacia estímulos externos que en condiciones normales no deberían ocasionar dolor y que incluso no están en relación con la causa de sensibilización periférica
Hemos de mencionar también que para el desarrollo de una sensibilización central no es necesario que exista previamente una sensibilización periférica.
El estrés mantenido en el tiempo, que lleva a realizar una evaluación de un contexto de amenaza, puede suponer un disparador directo para el desarrollo de sensibilización central.
En muchas ocasiones, existe un recorrido de fenómenos de estrés que han llevado al cerebro a evaluar el entorno como hostil con potenciales amenazas para la integridad del individuo.
Si a este contexto previo de estrés crónico le añadimos un “momento luxante”, una situación en la que haya un fenómeno disparador como puede ser una cirugía, un golpe, una fractura o una herida, puede aumentar el proceso de sensibilización, generando un proceso de dolor crónico en la zona lesionada que puede extenderse a otras áreas cercanas a la lesión o remotas.
En resumen, las diferencias entre las sensibilizaciones son:
La sensibilización periférica:
- Se genera en los nervios sensoriales periféricos debido a una herida o proceso inflamatorio en un tejido.
- Esta información de daño es captada por los nociceptores de los tejidos como la piel, ligamentos, huesos, músculos o vísceras.
- Cuando el daño es percibido se liberan sustancias proinflamatorias en la zona de lesión.
La sensibilización central:
- Se genera en el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal).
- Se amplifica la percepción de dolor, que persiste sin una causa externa o asociada a lesión periférica.
- Se activan las células de la glía (sistema inmune del SNC) y se alteran las vías descendentes que inhiben el dolor.
¿Puede la ansiedad causar sensibilización central?
Existe una relación entre la presencia de una dolencia derivada de un síndrome de sensibilización central y la experiencia de ansiedad.
Un dato sobre esto es que hasta el 60% de los pacientes que sufren fibromialgia, una dolencia claramente asociada a sensibilización central, padecen ansiedad.
Del mismo modo, se asocian cuadros de ansiedad a un alto porcentaje de personas diagnosticadas de síndrome de dolor regional complejo (antiguamente conocido como Sudeck).
Hay descritos mecanismos neurobiológicos a través de los que se establece una conexión de doble sentido entre la ansiedad y la sensibilización central que vamos a describir a continuación:
- La neuroinflamación es uno de los principales mecanismos asociados al desarrollo de sensibilización central.
- Un proceso de ansiedad activa a las células de la glía que constituyen el sistema inmune a nivel del SNC.
- Estas células inmunes liberan sustancias que van a generar hiperexcitabilidad y facilitan el desarrollo del cuadro de sensibilización.
- La actividad del eje Hipotálamo-Hipofisario-Adrenal (HPA) puede verse aumentada por la ansiedad.
- Cuando esto ocurre, hay un aumento en la producción de cortisol que sensibiliza a las neuronas del dolor en la médula espinal.
- Además, la hiperactividad de este eje altera los fenómenos de modulación descendente del dolor facilitados por las endorfinas, la serotonina o el GABA.
- Todo esto conduce a una hiperexcitabilidad neuronal en la médula y el cerebro, que aumenta la percepción de dolor y facilita la instauración de sensibilización central.
- Mayor actividad del sistema motor emocional como resultado de la respuesta al estrés, en el que la amígdala se encuentra hiperactiva y genera una mayor activación de la sustancia gris periacueductal y el tálamo, intensificando la percepción de dolor.
- Las personas que padecen ansiedad suelen enredarse en pensamientos que generan miedo y una actitud hipervigilante, en la que se intenta evitar cualquier foco que pueda suponer un factor desencadenante para el dolor. Entre ellos suele estar el movimiento.
- Alteración en la conexión entre las áreas de dolor y la corteza prefrontal del cerebro, lo que reduce la capacidad del cerebro para regular el dolor.
Como ITALAE Salud puede ayudarte con la Sensibilización central:
Vamos a exponer el caso de Luis, un señor de 52 años que acude a consulta por dolor a nivel cervical alto. Lo describe exactamente como un dolor que aparece en la base del cráneo y que se mete dentro de la cabeza. Además, este dolor se extiende hacia los laterales del cuello. Aparece de forma anárquica y sin seguir un patrón. Se manifiesta principalmente en la noche.
El dolor empezó hace unos 2 años cuando tomaba un baño caliente en una bañera con una posición de la cabeza y el cuello que le generaba un poco de incomodidad y que le dejó una sensación de molestia que se extendió en el tiempo.
Por aquel momento, le diagnostican un cáncer de próstata y comienza todo el tratamiento oncológico en relación a la enfermedad.
Esta situación le genera mucho estrés por la incertidumbre del contexto. Durante los dos años que duró el proceso, que se resolvió favorablemente, el dolor de cabeza y cuello estuvo presente.
Ha acudido a muchos profesionales médicos y fisioterapeutas sin obtener resultados.
Cuando recibimos a Luis en consulta, lo más importante fue precisamente esto: escuchar su historia, la forma en la que se habían ido sucediendo los acontecimientos, ya que esto nos permitió tener una imagen amplia de su contexto en los últimos años, pudiendo conocer los factores de riesgo biológicos, sociales, psicológicos y ambientales que se presentan en relación al problema.
Tras una exploración profunda, concluimos en que se trataba de un proceso de sensibilización central en el que un “daño” periférico no se había resuelto correctamente y, asociado a un contexto de estrés crónico, junto con factores de riesgo acumulados en su background vital, habían facilitado la aparición de este cuadro.
Nuestra primera intervención en este caso fue, precisamente, llevar a cabo una labor didáctica sobre el problema a la que denominamos Deep Learning. Con ella, damos conciencia al paciente sobre cómo los diferentes síntomas que presenta tienen una raíz en común.
A continuación, “unimos los puntos” explicando la forma en la que el estrés crónico, los factores emocionales y otros como experiencias adversas previas facilitan el desarrollo de la sensibilización central.
Este deep learning es una intervención terapéutica en sí misma. Que la persona que lleva sufriendo años un dolor invalidante que no puede controlar entienda por qué ocurre supone encontrar un oasis en un desierto, respuestas a preguntas que antes no las tenían.
El deep learning ayuda a calmar, modular el dolor y es altamente antiinflamatorio.
A continuación, y atendiendo a toda la información recopilada, llevamos a cabo una intervención basada en pautas de estilo de vida en la que buscábamos combatir el estrés crónico y sus secuelas, trabajar sobre los procesos neuroinflamatorios, romper creencias limitantes sobre el movimiento que empeoraban el cuadro y dar un espacio a la expresión de pensamientos, inquietudes y emociones.
Así, recomendamos actividades como estímulos horméticos en los que exponemos al cuerpo a pequeñas dosis de estresores ancestrales como el frío o el calor a través de inmersiones en agua y saunas que nos aportan un aumento del tono del nervio vago, nos sacan del estrés crónico y ayudan a reducir la inflamación neurológica.
Con el objetivo de minimizar todos los posibles factores de riesgo relacionados con la actividad inflamatoria crónica, dimos indicaciones a nivel de alimentación, actividad física e higiene oral, entre otras.
Igualmente, se prescribió suplementación antineuroinflamatoria como ácidos grasos Omega 3 DHA combinados con PEA.
Por último, propusimos un ejercicio de escritura expresiva que sirviera para vehiculizar inquietudes y emociones relacionadas tanto al momento presente como a otras que no se les había dado salida previamente.
Complementamos todo con intervenciones de osteopatía destinadas a devolver el equilibrio al aparato cráneo-cervical y trabajar sobre los aspectos físicos periféricos del problema.
Tras un proceso de 3 meses, Luis encontró mucho alivio en su sintomatología. Los episodios de dolor nocturno se habían reducido al mínimo, siendo muy esporádicos y con una intensidad discreta.
Si te han diagnosticado una sensibilización central o crees que puedes padecerla, contacta con ITALAE, estaremos encantados de ayudarte.
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